LA MANERA DE VIAJAR ESTÁ CAMBIANDO (Y NO ES POR LO QUE PODRÍAS PENSAR)

VIAJA MÁS ALLÁ, Y VUELVE MÁS CONSCIENTE

Si te digo que la manera de viajar está cambiando (y más que va a cambiar), pensarás que lo digo por cómo ha afectado el COVID, o porque ya no consiste en coleccionar actividades, o porque los viajes “de autor” en grupos reducidos están en auge…

Y aunque todo eso también pueda ser cierto, no es a lo que me refiero…

Coordenadas Remotas nació con el objetivo de tener un impacto positivo en los destinos que tanto nos encantan, y acercar esta manera de viajar a todos los que quieren ir más allá en sus viajes pero no saben por dónde empezar o no tienen tiempo de informarse de todo, hacer los contactos etc…

Pero para llegar hasta este punto han pasado muchas cosas por el camino.

Por eso quiero contarte hacia dónde creo que va el mundo de los viajes, y cómo he llegado a dejarlo todo para volcarme en hacerlo más accesible a todo el que quiera.

No me apasiona hablar de mi mismo, pero entiendo que los humanos somos curiosos por naturaleza y que por eso has llegado hasta aquí, así que intentaré resolverte algunas dudas por el camino.

Eso sí, aviso, va a ser largo (“pues para no apasionarte”, pensarás…).

Ya lo siento, pero no creo en hacer las cosas a medias, y confío en que tu curiosidad te lleve a leer hasta donde te apetezca. Sin compromiso.

Además creo que la mejor manera de que tú puedas ver si conectas conmigo y con este proyecto es conociéndome lo mejor posible.

Los datos técnicos:

Soy Miguel, tengo 35 años, mido 1,77m, peso 70kg y soy de Zaragoza (aunque después de pasar un muy buen año en Tenerife también me siento un poco de allí).

Algo más interesante (pero tampoco mucho):

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sobre-mi-miguel-lopez

Estudié Ingeniería de Edificación justo antes de la crisis de la construcción de 2008. Empecé cuando era una de las carreras con más salidas y hasta te contrataban antes de terminar, y cuatro años después prácticamente no había trabajo.

Aún así conseguí dedicarme a ello durante casi dos años hasta que la empresa en la que trabajaba tuvo que cerrar.

Me tocó cambiar de sector y en unos meses pasé a formar parte de la gestión y administración de una pequeña empresa del sector de la automoción.

Allí he estado diez años. 10. Durante los cuales, pasado el reto inicial de ayudar a estabilizar y optimizar la empresa, ya no me sentía especialmente realizado.

Aunque trabajar allí tenía varias ventajas. Una de ellas era que los proveedores tenían interesantes incentivos por objetivos de ventas. Uno de esos incentivos eran unos viajes increíbles.

Llegábamos a conseguir dos, tres y hasta cuatro viajes al año. Aunque eso duró muy poco. Pronto la crisis hizo que esos incentivos desapareciesen.

Pero a mí ya me había picado…

En realidad mi pasión (qué poco me gusta esta palabra) por viajar y por la naturaleza me venía de mucho antes.

Desde niño formaba parte de un grupo Scout, que más que Scout era un grupo de jóvenes amantes de la naturaleza y la aventura con muy buen rollo.

Allí aprendí muchas cosas. Entre otras a trabajar en equipo, a respetar la naturaleza, a explorar y rastrear, el gusto por las técnicas de supervivencia, etc…

El caso es que, ya sin los viajes de incentivos, pasé a empezar a pensar y diseñar mis propios viajes.

Viajes que seguían siendo mi incentivo, ya que los utilizaba como motivación y válvula de escape. Solía tener junto a mi ordenador del trabajo una foto del próximo destino, para en momentos malos recordarme hacia dónde iba.

Podía trabajar todo el día y luego, cuando acababa la jornada, quedarme cuatro horas más preparando y mirando cosas del viaje hasta las 12 de la noche. Eso no me costaba.

Así que pronto empecé a hacer al menos un viaje al año con dos de mis mejores amigos de la infancia. De la infancia desde los 3 años me refiero.

Ya de niño me atraía ir más allá, la exploración, conocer lo desconocido. Marco Polo, Willy Fog (y Julio Verne en general), o algunas de las epopeyas griegas que nos hacían leer en el colegio, supongo que me dejaron huella.

De más mayor ya me interesé por otros exploradores como Ernest Shackleton o Zheng He, incluso algunos “locos” actuales como Mike Horn o Boerge Ousland.

Así que esos viajes que pensábamos cada año, en la medida de nuestras posibilidades, querían imitar aquellas exploraciones y solíamos elegir destinos poco habituales.

Hemos recorrido Svalbard, Alaska, Kamchatka, Corea, etc… Siempre a nuestra manera y saliéndonos de las rutas típicas, y cada año queríamos ir más allá. Ir en busca de lo remoto ya era un objetivo para mi.

Luego en viajes como Senegal o Ecuador y las Islas Galápagos, donde fui con mi pareja, descubrí otro aliciente de viajar: La oportunidad de aportar algo allí donde vas.

En Senegal vi cómo puedes vivir una experiencia muy enriquecedora aportando tu granito de arena viviendo como uno más de la comunidad.

Vi cómo la gente te abre los brazos y sus casas y cómo en pocos días se convierten en amigos con los que sigues en contacto cinco años después.

En las Galápagos hicimos un voluntariado local (no algo organizado por una mega empresa extranjera), y de nuevo conectamos con la familia que nos acogió, aprendimos de ellos y de su forma de ver la vida, fuimos conscientes de sus problemas y echamos una mano.

De nuevo, hicimos amigos con los que seguimos hablando y haciendo planes futuros.

Allí descubrí una manera diferente de viajar que sinceramente me parece la mejor y más gratificante que hay en estos tiempos que corren. Gratificante sobre todo para el que viaja, pero también para el que recibe al viajero.

Me di cuenta de que la combinación de ir a un destino remoto e increíble, y conectar con sus gentes y su cultura más en profundidad, conociendo sus problemáticas y colaborando con los propios proyectos que ellos tienen en marcha, me aportaba más que nada de lo que había hecho hasta ahora.

Me permitía aprender de una variedad de temas, y creo que el aprendizaje constante es uno de los pilares de la felicidad.

Me permitía conocer a personas locales, de otra cultura, y crear relaciones mucho más profundas con ellos. Y somos animales sociales, así que otro pilar de la felicidad.

Te sorprendería cómo reacciona la gente cuando ven que estás dedicando una parte de tus vacaciones a conocer sus “problemas” y a ayudarles a resolverlos.

Algunos se sorprenden, otros no lo entienden, pero todos sienten interés por conocerte más y se sienten muy agradecidos.

Nos han invitado a cenar, nos han abierto las puertas de su casa, nos han llevado a lugares a los que nos habría costado mucho llegar sin su ayuda…

Pero no lo haces por nada de eso. Lo mejor de todo es que lo haces porque para ti es mucho más gratificante, divertido y emocionante, estar dos o tres horas recorriendo una zona remota de costa con un grupo de locales en busca de restos de grandes redes de pesca, que pasarte la tarde en un resort tomando daiquiris.

Máximo respeto por quien prefiere el resort y los daiquiris, como diría Ernesto Sevilla, es otra corriente de pensamiento. A mi me va más la primera.

Y no es que sea todo bondad y generosidad. En realidad no deja de ser otra forma de egoísmo, en el sentido de que a mi me hace más feliz lo primero que lo segundo, y por eso lo hago.

¿El impacto positivo en los demás?, ¡la guinda del pastel!.

Tengo una muy buena amiga con la que hablando de estos temas nos dimos cuenta de que no existe en español una palabra que defina a quien hace cosas buenas para los demás por su propio interés.

O al menos no la encontramos. Así que inventamos una. Dos para ser más exactos.

La primera es Rembenefacitis y Rembenefacito, (del latín “rem”, interés, y “bene facitis”, hacer el bien, interés en hacer el bien, o hacer el bien por interés). A mi me suena a enfermedad del riñón.

La segunda es Mutuobienismo y Mutuobienista. Esta sigue siendo fea pero se entiende mejor.

Llegué a escribir a la RAE para plantearles la duda. Me dijeron que no resolvían ese tipo de consultas. Pues nada.

El caso es que me considero mutuobienista y creo que mucha gente es, o sería, mutuobienista si lo probase. Por eso desde entonces lo recomiendo y es como intento viajar siempre que puedo.

Pues porque durante todos estos años he ido aprendiendo y descubriendo cosas sobre los viajes y sobre mi mismo, y se han ido plantando semillas que un su momento no tenían mayor importancia pero que hoy en día mirando hacia atrás tienen todo el sentido.

 El clic final que hizo que todo se pusiese en marcha fue todo lo vivido en Galápagos.

Como te decía antes me di cuenta de muchas cosas, y la principal y que más nos interesa ahora mismo es que me encantaba combinar un destino increíble con conocerlo en profundidad y hacer amigos mientras colaboraba con proyectos locales que mejoraban el lugar.

Pero es verdad que si uno tiene dos semanas de vacaciones no era nada sencillo planificar y llegar a un destino de este estilo, y nada más llegar localizar una organización con la que poder colaborar justo en esas fechas.

Es complicado y lleva bastante trabajo. Pero merece tanto la pena que me gustaría que todo el mundo pudiese hacerlo alguna vez.

Así que pensé que quería hacer más accesible para cualquiera este tipo de experiencias.

Esa fue la primera vez que empecé a pensar en serio en cómo podría ofrecer un servicio que fuese lo que hoy son nuestros viajes colaborativos a destinos remotos.

Es una lista en constante crecimiento, pero lleva su tiempo porque nos gusta conocer de primera mano a cada una de las organizaciones para estar seguros de que los programas y proyectos locales son lo que esperamos y que de verdad van a suponer una experiencia única que vayas a disfrutar al máximo.

Si quieres ver qué destinos y proyectos tenemos ahora mismo en marcha, puedes consultarlos aquí:

Pero ya unos años antes, conforme había ido haciendo más viajes, cada vez había más amigos y conocidos que me preguntaban antes de irse de vacaciones, que querían saber cómo habíamos organizado el viaje en tal o cual destino, y yo encantado de echarles una mano.

En aquella época se empezó a enroscar la bombilla que años más tarde acabó encendiéndose y dando forma al servicio de diseño de viajes personalizados que ofrecemos hoy en día.

Gracias a ese servicio, si te atrae alguno de los destinos en los que hemos estado pero no tienes ni idea de cómo empezar a preparar un viaje allí o simplemente no te apetece o no tienes tiempo, nosotros podemos encargarnos de todo y preparar tu viaje ideal a medida para que tú sólo tengas que preocuparte de disfrutar y vivir una experiencia completamente diferente a los viajes que has hecho hasta ahora.

Si quieres saber qué destinos hay disponibles, puedes cotillearlos aquí:

Durante aquella época también fueron apareciendo algunas personas que me decían que les gustaría apuntarse al próximo viaje “de esos remotos que haces”.

Recuerdo perfectamente el momento y lugar exacto donde me planteé por primera vez el acompañar a un pequeño grupo de personas para que pudiesen conocer algunos lugares increíbles a los que no es fácil viajar.

Fue concretamente una noche de Agosto unos años atrás, estaba con dos de mis mejores amigos acampando a los pies del Volcán Tolbachik que íbamos a subir al día siguiente, en la remota región de Kamchatka, la zona más al Este de la Siberia rusa.

Se veía perfectamente el volcán desde la puerta de la tienda y tuvimos que hacer una hoguera bastante grande para ahuyentar a los mosquitos con el humo, y de paso a algún posible oso demasiado curioso.

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(foto de muy mala calidad de cuando estábamos empezando la famosa hoguera, con Tolbachik y sus casi 4000m al fondo. Al día siguiente dormiríamos casi congelados en esa cima, pero eso es otra historia)

Hacía tiempo que recibía ese tipo de mensajes y lo comenté con mis dos amigos de la infancia, porque desde hace años nos juntamos todos los veranos para viajar, y porque siempre he contrastado con ellos cualquier decisión importante. De hecho son un apoyo imprescindible para Coordenadas Remotas.

Lo hablamos alrededor de la hoguera, ventajas e inconvenientes, consecuencias, etc… y allí se sembró otra importante semilla para que todo esto sea hoy una realidad.

Fíjate si recuerdo bien el momento y el lugar, que las coordenadas de esa hoguera son parte del número de teléfono de Coordenadas Remotas.

Atando cabos lo vi claro, me encantaría hacer más accesible a todo el mundo esta manera de viajar que tanto me gusta.

Creo que muchos podrían vivir experiencias que ni se imaginan y disfrutar de las mejores vacaciones de sus vidas.

Además creo que el turismo debería ir tomando esa dirección. Debería de ir aprovechándose cada vez más esa “materia prima” que somos los viajeros para que los lugares que visitamos queden un poco mejor de cómo estaban cuando llegamos.

Y en algunos de los últimos destinos que he visitado he visto de primera mano como eso es así. Tanto en Hawai como en Lofoten por poner dos ejemplos están tomando medidas para que el turismo tenga un impacto positivo.

Todo ello me llevó a pensar en los pros y contras de acompañar a grupos reducidos de viajeros como yo que quisiesen conocer este tipo de destinos de esta manera.

Y así se plantó la semilla de nuestros viajes en grupos reducidos a destinos remotos que ahora son una realidad. Si quieres saber cuáles son las próximas expediciones puedes consultarlas aquí:

Desde el momento en que se me encendió la bombilla, los días en el trabajo se fueron haciendo más y más difíciles.

A la monotonía y falta de estímulo de siempre se sumaba que tenía otra cosa en la cabeza, tenía algo en mente por lo que me hacía mucha más ilusión trabajar duro.

Y ahí apareció Coordenadas Remotas. En mi cabeza de momento. Pero había mucho trabajo por delante para que se convirtiese en una realidad.

Así que empecé a trabajar en ello en los pocos ratos libres que me dejaba mi trabajo.

No tardé en darme cuenta de que compaginar las dos cosas era imposible, por lo menos para mi. Admiro a quien tiene un trabajo, hijos, algún hobbie, hace deporte y hasta se monta un negocio paralelo por su cuenta, todo a la vez. Chapeau.

Pero claro, ¿qué iba a hacer? Tampoco puede uno dejar la seguridad del trabajo fijo por un proyecto que estaba tan en el aire, ¿no?

Ay, los miedos… Otro tema apasionante. Aunque lo dejo para otro día.

El caso es que siempre he sido una persona muy analítica, así que esta vez no iba a ser menos.

Le di todas las vueltas del mundo e hice todos los números que se podían hacer, aunque los miedos siempre estaban ahí.

Lo interesante de los miedos es que si te vas haciendo la pregunta ¿a qué tienes miedo? y a cada respuesta (sincera) que te des te vuelves a contestar ¿qué pasaría entonces? Es muy posible que después de tres o cuatro escalones te des cuenta de que el miedo último sobre el que se apoyan todos los demás, en realidad no existe, o no es para tanto, o está infundado.

Y eso es lo que me pasó hablando un día con mi padre sobre todo esto. Siempre ha sido un apoyo enorme y en este caso no ha sido menos.

Y de repente lo vi clarísimo, era casi imposible que saliese todo tan mal durante tanto tiempo y en tantas cosas para llegar a mi miedo último, por lo que el miedo desapareció.

Y qué sensación oye. Indescriptible. Qué paz, qué liberación, qué tranquilidad.

No me quiero poner místico, ni que parezca que todo es fácil. Para nada. Seguía habiendo muchísimo trabajo por delante. Y decisiones duras y difíciles de tomar.

Pero es que sin miedo se ve todo de otra manera.

Así que sí, decidí que ese era el camino, que merecía la pena, que tenía mucho más que ganar que perder.

Dejé el piso en el que llevaba diez años y que me encantaba pero que me suponía un gasto importante al mes.

Vendí mi coche que también me encantaba y pasé a moverme en una motillo de 49cc que para qué te voy a contar. En Zaragoza.

Para quien conozca el clima de Zaragoza sabrá que se caracteriza por unos veranos y unos inviernos muy suaves, ideales para ir en moto. Además no hace viento. Eran todo “ventajas”, pero era lo que tenía que hacer según mis cuentas.

Y por fin, dejé el trabajo al que había dedicado mis esfuerzos durante diez años y que tanta seguridad me aportaba. Increíble para mi, pero cierto.

Y así nació Coordenadas Remotas, mi proyecto personal, mi futuro laboral, mi objetivo vital.

Mi misión con Coordenadas Remotas es acercar a todo el mundo esta manera de viajar.

No es fácil y lleva mucho trabajo viajar así por cuenta propia, pero he comprobado que tanto para el viajero como para el destino que lo recibe es una fórmula ideal y un claro “win-win”.

Precisamente como no es fácil hacerlo por cuenta propia es por lo que está Coordenadas Remotas.

Es muy complicado o casi imposible llegar por primera vez a un destino y en los pocos días que tienes para tus vacaciones hacer los contactos y localizar a las organizaciones locales que están llevando a cabo proyectos interesantes.

Más difícil todavía es contactar con ellos, establecer una relación de confianza y que justo cuadren las fechas para poder visitarles y colaborar con ellos para conocer lo que hacen.

Por es estamos constantemente viajando durante varias semanas a cada uno de los destinos que vamos a ofrecer. Para impregnarnos de la cultura y hacer los amigos locales que nos enseñan lo que no sale en las guías.

Para valorar qué proyectos son los más interesantes para visitar y colaborar con ellos y que no tengas que preocuparte de todo ese trabajo porque ya estará hecho.

Sólo nos quedará ir a esos increíbles destinos fuera de lo común, para recorrerlos de una manera única, alejados de las rutas turísticas, y añadiendo como actividades puntuales la visita y colaboración a proyectos locales.

Podremos bucear en un arrecife de coral para cuidarlo y protegerlo, o conocer y rehabilitar instalaciones tradicionales con más de mil años de antigüedad, o fotografiar e identificar ballenas, o cuidar de tortugas gigantes recién nacidas … ¡la lista es casi infinita!.

Esta manera de viajar no es para todo el mundo, pero hay un tipo de viajeros a quien puede suponerles un antes y un después.

Viajeros conscientes que quieran viajar a lugares fuera de lo común de una manera más profunda, más en contacto con el destino y con sus gentes.

Viajeros que quieran conocer cómo resuelven sus problemas en otras culturas y echar una mano.

Viajeros que saben que viajar a según qué destinos tiene un impacto y que quieren compensarlo en cierta manera, aprendiendo y haciendo amigos locales por el camino.

Para esos viajeros hemos creado nuestros viajes colaborativos en destinos remotos, donde colaborarás en un programa tipo voluntariado con organizaciones locales y luego podrás viajar por el destino por libre o asesorados por nosotros para que saques el máximo partido a la experiencia.

Si prefieres viajar acompañado y no participar en un voluntariado, seguro que prefieres nuestros viajes en grupos reducidos de 8 o 10 viajeros.

Están diseñados para disfrutar al máximo cada destino fuera de las rutas típicas, conociendo a personas como tú y visitando como una actividad más algunos de los proyectos con los que colaboramos.

Y si prefieres viajar por tu cuenta y en las fechas que mejor se adapten a ti, tienes disponibles todos esos destinos remotos mediante viajes personalizados a medida, en los que nos encargamos de todo y tú sólo tienes que disfrutar.Puedes encontrar más información sobre todas las opciones que tenemos en marcha ahora mismo en la sección viajes de la web.

Y aunque es mi proyecto, Coordenadas Remotas no sería posible sin mi pareja, mi familia, mis amigos y otros colaboradores que me han estado apoyando desde el principio, y que cada uno de ellos ha jugado (y siguen jugando) un papel importante en que esto sea posible.

Suena a discurso de los Óscar, pero es que es así, y no me cansaré de decirlo, y por eso siempre hablo en plural. Porque Coordenadas Remotas no soy solamente yo.

De hecho, espero que algún día tú también seas parte de Coordenadas Remotas, como viajero, como colaborador, como embajador… ¡quién sabe! Ya lo iremos hablando 😉

Y si has llegado hasta aquí, olé, te gusta llegar lo más lejos posible, creo que nos llevaríamos bien.

Espero que con todo esto ahora me conozcas un poco más, y si un día nos conocemos en persona recuérdame que te invite a una cerveza (o un café) por tu paciencia, ¡te doy mi palabra!

Mientras tanto, y si aún te quedan ganas de leer, puedes descargar la guía gratuita con los 10 errores que más cometemos al viajar y la antigua leyenda que me hizo eliminar uno de ellos para siempre, o apuntarte a la lista prioritaria para que de vez en cuando te cuente más cosas que seguro que te interesarán mucho más que mi vida y enterarte antes que nadie de las próximas novedades.

¡Un abrazo, y nos vemos por el mundo!.

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